Guimerães, donde nació Portugal.

Viajamos a Guimerães por un día.

Sí, incluso para nosotros Portugal aún tiene kilómetros de carreteras desconocidas, al menos otros tantos lugares que aún no hemos visitado, platos y vinos por probar. El país es tres veces más grande que Holanda, pero un día son sólo veinticuatro horas. Un viaje de sesenta minutos en Holanda, dura justo el triple en Portugal. Al menos, si se ha equivocado de base. Tenemos la suerte de que en el norte de Portugal podemos llegar a todo en una hora [con un cuarto holandés]. Y hay de todo.

Así que viajamos de nuevo a la primera capital de Portugal, Guimerães. El centro histórico es perfecto. Todavía se conservan grandes partes de las murallas y, por eso, en una de las torres se puede leer "Aquí nació Portugal" en el año 1128: bueno, en mi traducción libre. Entre los restos de la muralla, muy bien restaurada, hay impresionantes edificios altos de piedra, con hermosas fachadas de azulejos. Nada de azulejos figurativos, no, sólo decoración y todo con la esperanza de no tener que pintar cada año. Cuando se recorre el anillo exterior que rodea el centro histórico, siempre se encuentra una de las plazas más bellas de Portugal. La luz del sol juega allí con el pavimento, las fachadas y es impresionante. Pero eso es todo fuera del centro histórico.

También fuera del centro histórico se encuentra la estatua del primer Rey Alfonso Henriques. La estatua de bronce fue realizada en el siglo XIX, y es fruto de la imaginación artística. De hecho, no existe ninguna imagen real del rey. Esta estatua ha acabado en todos los libros de historia de Portugal, y todos los portugueses reconocen a Alfonso como el primer rey. Detrás de la estatua hay tres edificios históricos, de los cuales el castillo está considerado uno de los 10 más bellos de Portugal. Delante del castillo está la antigua capilla, donde se dice que fue bautizado el rey. Al pie de la colina se encuentra el Palacio de los Duques. Este palacio, ahora museo, ha tenido todo tipo de funciones y es famoso por su magnífica colección por dentro y por fuera: por dentro sobre todo armas y muebles históricos y por fuera especialmente muchas chimeneas.

Se supone que la batalla de San Mamede en Guimerães se preparó desde el castillo: en esta batalla, y hay varias historias al respecto, murió o fue capturada la madre del rey [lea también mi blog sobre Povoa do Lanoso]. Núcleo de la historia: la familia real discrepó y las cosas nunca volvieron a estar bien. La infanta de España, Teresa de Leãu, también se marchó, para no volver al León español. Avancemos rápido hasta el casco antiguo.

Hace unas décadas, el arquitecto municipal tuvo vía libre para devolver a la ciudad su antiguo esplendor. Empezó a limpiar. Desapareció la publicidad exterior. Desaparecieron las farolas modernas y el mobiliario urbano. Desaparecieron las ruinas. Lo que trajo fueron edificios restaurados con aspecto auténtico, aceras de aspecto medieval (no aptas para tacones altos), árboles y restricciones de tráfico. El resultado mereció la pena. Pronto, todo el casco antiguo se inscribió en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Fíjese en las 14 estaciones religiosas del Viernes Santo, que por cierto piden a gritos ser pintadas. No hay grandes tiendas ni grandes restaurantes. Abundan las terrazas y los restaurantes más pequeños, donde podrá disfrutar de deliciosas comidas portuguesas con Vino Verde, o algo que ya conoce. No hay mendigos [casi ninguno]. Durante las fiestas de junio, Semana Santa y Navidad, se decora de forma impresionante y Guimerães atrae aún más visitantes.

Para los viajeros. Guimerães tiene una gran estación de autobuses y de trenes. Puede aparcar su coche con relativa facilidad fuera del casco antiguo, por una tarifa de aparcamiento favorable que oscila entre nada y diez céntimos la hora.

Este blog apareció previamente adaptado en saudadesdeportugal.co.uk

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